5/11/15

Estudiar para los exámenes finales

¿Motivación?
A estas alturas ya poca. Podemos repetirnos frases al estilo japonés: “soy el mejor”, “puedo con todo”, “voy a conseguirlo”, etc. También podemos dejarnos de tonterías y hacer lo que haya que hacer. ¿Que toca dejarse los codos (y la espalda, y los ojos y las neuronas) una vez más? Pues a ello. Nadie dijo que estudiar fuera sencillo, ni divertido todo el tiempo, ni siempre estimulante. Pero es lo que hay y, si lo sopesamos en una balanza, si vemos lo bueno y lo malo, no hay duda alguna. Nos queda solo un mes y pico: está hecho.
Organización
¿Qué trabajos faltan por entregar?, ¿qué asignaturas llevamos peor?, ¿cuántos temas non entran en cada materia?, ¿tengo todos los apuntes que necesito o necesito pedir algo? Es el momento de poner las cosas en orden antes del final. Todo lo que podamos tener controlado ahora nos reducirá el estrés más adelante.
Alimentación y ejercicio
Durante los exámenes debemos, más que nunca, comer bien y hacer algo de ejercicio. No solo por no engordar en esa época, sino porque es importante que estemos bien equilibrados, sin carencia de ningún nutriente y que podamos planificarnos para poder dormir lo necesario y hacer algo de deporte aunque solo sea correr entre tema y tema. Si mantenemos una cierta disciplina, nos vamos a concentrar mucho mejor y a sentirnos con más energía para lo que nos espera.
Nervios dominados
Ya hemos pasado por esto, un examen no es el fin del mundo y esas cosas que todos sabemos, pero aun así, es casi imposible no ponerse nervioso. No pasa nada. No es malo. Un cierto nivel de estrés nos mantiene alerta y activa nuestra concentración y aumenta nuestra capacidad de esfuerzo. “Un cierto nivel de estrés” no significa no dormir por las noches, quedarse paralizado o en blanco, morderse las uñas, llantos incontrolables y ese tipo de cosas. Si nos pasa eso, significa que hemos sobrepasado el nivel saludable de estrés y hemos entrado en pánico. Vamos a tener que relajarnos como sea. Hay que encontrar algo, cualquier cosa, que consiga tranquilizarnos: puede ser respirar hondo y dejar volar un rato la imaginación, puede ser darle vueltas a un anillo, una postura de yoga, hacer el pino, cantar una canción o recitar alguna frase. Da igual lo que usemos, el caso es que debemos hacerlo cada vez que nos pongamos nerviosos. Siempre igual y las veces que sea necesario hasta que consigamos tranquilizarnos y pensar con claridad. No solo el perro de Pavlov era condicionable, nosotros también. Y si el pobre can acabó babeando al oír una campana, nosotros seremos capaces de tranquilizarnos frente a un examen.
Organización del territorio
Vamos a pasarnos más de un mes estudiando sin parar y enclaustrados en algún sitio. Más vale que sea un buen sitio. Nuestro cuarto de estudio debe estar bien organizado y debe tener todas las cosas que vayamos a necesitar: ordenador, folios, bolígrafos, Post-itTipp-ex, subrayadores, etc. Y por supuesto, no debe haber televisión, consolas…
Debemos sentirnos cómodos en nuestro cuarto de estudio, hay que colgar esquemas y mapas mentales en las paredes para que los veamos cuando levantemos la vista, hay que conseguir que sea un lugar en el que solo con entrar consigamos conectarnos con lo que tenemos que hacer allí dentro.
Técnicas de estudio
A estas alturas del año ya sabemos las técnicas que mejor nos funcionan y las que no. Seamos prácticos: por mucho que nos digan que se trata de leer y repetir, lo cierto es que los autoexámenes, los esquemas, subrayar bien y los mapas mentales resultan mucho más efectivos y menos aburridos. Nos vamos a pasar un montón de tiempo leyendo y releyendo apuntes, lo mejor es que usemos técnicas que nos hagan el estudio más ameno y con las que aprendamos mejor.
Solos o acompañados
La gente tiene mucho miedo de juntarse a estudiar antes de los exámenes finales, pero si conseguimos un buen compañero de estudio, no solo será mucho más divertido, sino que vamos a memorizar y comprender mucho mejor. En compañía también se controlan mejor los nervios.
Horario
Es necesario saber cuánto tiempo podemos dedicar a cada asignatura. Controlar que no nos sobrepasemos al principio y luego dejar de rendir por agotamiento. Hay que descansar, comer, hacer deporte, desconectar de vez en cuando, y dormir ocho horas diarias. Para que todo eso nos salga bien, ponernos un horario (bien clarito y colgado en la pared) será imprescindible. Da igual cómo nos organicemos, el caso es que lo hagamos.
Si nos vamos mentalizando ya, si empezamos con el tiempo suficiente y nos preparamos bien para hacer el último esfuerzo, seguro que pasaremos este tiempo que nos queda de una forma más llevadera y que nos enfrentaremos a los exámenes más tranquilos y preparados.

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